Los textos históricos son discursos revestidos de testimonialismo documental. Discursos construidos por personas que tienen objetivos diversos, principalmente ideológicos y geopolíticos. En ese sentido, en la construcción de la "quiteñidad" de Atahualpa participaron historiadores no sólo ecuatorianos sino peruanos, sobretodo cusqueños, que guardaron secular rechazo a su afrenta fratricida hacia Huáscar y toda su panaca local (Cf. los Comentarios... de Garcilaso Inca de la Vega).
Son muy pocos los autores que escriben con pulcro método científico, dejando de lado los apasionamientos. La Dra. Dunbar Temple lo hace en su estudio "La descendencia de Huayna Cápac" (Lima : Universidad Nacional Mayor de San Marcos : Vicerectorado Académico, 209, 400 págs.). La cita que se destaca es sobre el linaje cusqueño de Atahualpa, hijo de la ñusta cusqueña Palla Coca con Huayna Cápac. Al fallecer, la momia de Huayna Cápac fué llevada al templo Coricancha del Cuzco por sus orejones allegados, para reunirse con sus pares, como correspodía a todo inca de linaje cusqueño.
Este trabajo de Dunbar Temple (sustentado como tesis doctoral en 1946) trata sobre una parte de su vasto linaje, y anuncia su propósito de seguir sus investigaciones con el linaje de otros incas, cosa que no logró concretar.
La ocupación inca del norte duró pocas décadas, y sus construcciones (principalmente de carácter militar) se centraron en la zona de Tomebamba, al sur del actual Ecuador (la principal es Ingapirca). No existió una ciudad de Quito "inca". Prueba de ello es la ausencia de monumentalidad inca relevante en esta ciudad, que no obstante, trata por todos los medios (empezando por apelar al mito construido de Juan de Velasco) de imaginarse y posicionarse como contrapeso simbólico del poder cusqueño.
La doctora habla de "principes quiteños" aludiendo a una región geográfica antes que a una urbe entonces inexistente. Parece referirse a los nobles cusqueños que fueron con Huayna Cápac al norte y que desde allí, junto a generales nativos, se partidarizaron o no con Atahualpa. Este personaje no llegó a gobernar, pues antes lo asesinaron los conquistadores en Cajamarca. Muchas veces las relaciones oficiales de incas no lo incluyen.
(se cita entre las págs. 76 a 82)
Particularizando en la genealogía de los hijos principales de Huayna Cápac, y confrontadas crónicas y demás testimonios, debemos abordar en primer lugar el controvertido problema de la filiación de Atahualpa.
Los cronistas primitivos, testigos presenciales de la Conquista, la "Relación Francesa...", Mena, Jerez, Sancho, no enuncian en ningún momento la filiación quiteña de Atahualpa, limitándose Estete a declarar que este Inca Atahualpa se había “criado” en Quito. Es en Pedro Pizarro (64) donde aparece por primera vez la tesis del origen quiteño del Inca Atahualpa y es preciso tener presente que este cronista, si bien fue testigo presencial de los acontecimientos y el que nos trae un relato más circunstanciado y vivido de la personalidad e intimidad del Inca, escribió sus recuerdos de la Conquista ya por los años de 1571, cuando se habían difundido y publicado versiones posteriores sobre el origen quiteño del Inca Atahualpa y la división del Imperio por Huayna Cápac.
Con el más estricto criterio de hermenéutica histórica y teniendo presentes el panorama de la Conquista y los hechos anteriores de la guerra entre Huáscar y Atahualpa, podría sostenerse que la tesis de la filiación quiteña de Atahualpa tuvo una doble raíz, quiteña y cuzqueña, porque ambos bandos tenían ya en la Conquista razones poderosas para invocarla. En primer lugar, a los generales quiteños y al propio Atahualpa no podía convenirles el que los conquistadores consideraran al Inca al cual habían encontrado en posesión del incazgo, como un usurpador, hijo de una concubina cuzqueña, y les era de todo punto imposible presentarlo como habido en la legítima mujer de Huayna Cápac. La creación de la leyenda de su nacimiento en Quito como hijo de la principal señora del reino concausaba con la no menos ventajosa de la división del reino por Huayna Cápac y a ambas apelaron el Inca y los generales quiteños, quienes eran los que en el primer momento de la Conquista se aproximaron a los españoles. A Pedro Pizarro, muy joven en aquella época, debió hacerle efecto tan sugestiva versión, que quedaría grabada en su memoria y se reforzaría cuando escribió su obra con los relates análogos contenidos en las crónicas posteriores. En cambio, el realista y calculador Mena, el escueto, sobrio y oficialesco Jerez, quien temía siempre incurrir en "prolijidades" que pudieran tachársele de inexactas, y el seguro y bien informado Pedro Sancho no juzgaron seguramente digno de crédito el relato del Inca y de sus allegados cuando no lo trasladaron a sus obras; y Estete, cuando más, se permite decir con mucha cautela que se había criado en Quito. Por su parte, la nobleza cuzqueña, perseguida y envilecida por los quiteños, no podía desear en forma alguna que se reconociera el origen cuzqueño de Atahualpa, el cual había violado las tradiciones y leyes imperiales, devastado la nobleza cuzqueña y procurado extirpar las memorias de sus quipus, como lo comprueban las Informaciones... de Toledo atestiguadas por nobles cuzqueños. De aquí que los cronistas del segundo momento de la Conquista recogieran ya con toda precisión la tesis de la filiación quiteña de Atahualpa y que el mismo Garcilaso, uno de sus difundidores, contara que la nobleza cuzqueña odiaba en tal forma la memoria del usurpador que su nombre era signo de baldón y que sus menesterosos hijos vivían semiocultos en el Cuzco. Oviedo, y casi inmediatamente después Molina el Almagrista y en especial, Gómara y Zarate, vertiente unísona que desembocaría en Garcilaso (65), son los primeros que propalan la versión del Atahualpa quiteño y bien sabido es ya -después del definitivo estudio del Dr. Porras sobre los cronistas de la Conquista- (66), que la fuente de información de Gómara sobre los sucesos de Atahualpa fue de origen quiteña y que Zárate -cuya prelación de originalidad sobre Gómara es discutible- centralice su atención en la rebelión de Gonzalo Pizarro, desdeñando la historia incaica, no estuvo sino un año en el Perú y dispuso asimismo de informaciones quiteñas. En cuanto a Oviedo, además de que escribió su desordenada historia lejos del campo de los sucesos que tampoco presencio, recibió las versiones de los primeros conquistadores, los cuales, como hemos expuesto, estaban imbuidos de las interesadas patrañas forjadas por los usurpadores quiteños.
Cieza de León, cronista cronológicamente coetáneo a los anteriores, nos presenta en cambio una fundamentada versión acerca de la filiación cuzqueña de Atahualpa, siendo de advertir que el concienzudo soldado se había documentado con una exactitud de investigador en todas las fuentes posibles de consulta y que tuvo de informantes a nobles cuzqueños como Cayo Topa, uno de los más prominentes señores de la nobleza imperial. El minucioso y obstinado Cieza no se contentó, como se deduce del tono rotundo de su relato, con la versión popular sobre la filiación de Atahualpa, e indagó cerca de los miembros de los ayllus imperiales hasta lograr obtener el relato cuya fuerza de veracidad le satisface ampliamente y que es el primero en exponer como una verdadera primicia histórica.
Cieza supone a Atahualpa nacido en el Cuzco e hijo de una india quilaco llamada Túpac Palla y sostiene esta tesis tanto en su Crónica... como en su Señorío de los Incas. (67)
En la primera de estas dos obras dice Cieza que Atahualpa nació en el Cuzco “segunda la opinión de todos los indios del Cuzco, que dicen ser así, y llamábase su madre Tuta Palla, natural de Quillaco, aunque otros dicen ser del linaje de los Orencuzcos; y siempre, desde que se dio, anduvo Atahualpa con su padre, y era de más edad que Guascar”. Mas adelante insiste en que el Inca “era hijo de una india Quilaco llamada Tupac Palla” y que nació en el Cuzco. Por otra parte, como ya hemos visto, no se hace partícipe incondicional de la versión de la división del Imperio por Huayna Cápac, sino antes bien se limita a exponerla al igual que las que la contradicen.
En su Señorío de los Incas, Cieza expresa aun con más rotundidad su adhesión a la tesis que patrocina la filiación cuzqueña del Inca. Dice así con gran sabor de convencimiento:
- "Guascar era hijo de Guayna Cápac, y Atahuallpa también. Guascar de menos días; Atahuallpa de más años, Guascar hijo de la Coya, hermana de su padre, señora principal; Afahuallpa, hijo de una india Quilaco, llamada Túpac Palla. El uno y el otro nacieron en el Cuzco, y no en Quito, como algunos han dicho y aun escripto para esto, sin lo haber entendido como ello es razón. Lo muestra porque Guayna Cápac estaba en la conquista de Quito y por aquellas tierras aun no doce años, y era Atahuallpa cuando murió, [de] más de treinta años; y señora de Quito, para decir lo que ya cuentan que era su madre, no había ninguna, porque los mesmos Incas eran reyes y señores del Quito; y Guáscar nació en el Cuzco, y Atahuallpa era de cuatro o cinco años de más edad que él. Y esto es lo cierto, y lo que yo creo."
Sarmiento de Gamboa(68) el cronista que mejor informado estuvo acerca de los linajes incaicos, se muestra asimismo partidario de la tesis del Atahualpa cuzqueño, siendo de advertir que sus fuentes de información fueron absolutamente más diversas que las de Cieza y que no arranca -como en el caso de Zárate, Gomara y Garcilaso, y tal vez del propio Oviedo- de una vertiente unísona. Sarmiento de Gamboa, para redactar su “Historia incaica”, cuyo valor de autenticidad, no obstante su carrera oficial, ha sido ya debidamente aquilatado y rehabilitado, tuvo informaciones de primera mano y todas ellas indígenas y provenientes de miembros de los principales ayllus cuzqueños, entre ellas la de Alonso Titu Atauchi, hijo de aquel famoso capitán Titu Atauchi, fiel hermano de Huáscar, siendo sintomático el hecho de que los dos cronistas que recurrieron a las fuentes cuzqueñas, ya un poco desvanecido el recuerdo de la guerra civil, se afilien a la tesis del Atahualpa cuzqueño. Expresa Sarmiento de Gamboa que cuando Huayna Cápac fue a Quito llevo consigo a sus hijos bastardos Atahualpa y Ninan Cuyochi, “que eran ya buenos mancebos”. Específicamente declara que Atahualpa era “hijo bastardo de Guayna Cápac y de Tocto Coca, su prima, del linaje de Inga Yupangui” y que Huáscar, producidos los primeros sucesos de la guerra civil, se apartó del bando de los Hanancuzco “porque dellos era Atagualpa”, allegándose a los Hurincuzco.
Cabello Balboa,(69) cronista que trae datos originales sobre tradiciones y sucesos indígenas, nos dice asimismo que Huayna Cápac, cuando se dirigió a Quito, llevo consigo a Atahualpa “cuya madre había ya muerto”.
Herrera,(70) que no por seguir en cierto modo a Cieza, deja de tener un gran valor dentro de una bien enderezada hermenéutica de las crónicas, declara que Atahualpa era bastardo “cuia madre fe llamo Totapalla”. Hace a esta mujer de Huayna Cápac, miembro del “linaje de los Orencuzcos” y especifica que Huáscar “era de veinte y cinco anos, cuatro menos que el hermano”.
Santa Cruz Pachacuti(71) considera a Atahualpa hijo bastardo de Huayna Cápac en la “ñusta Toctoollacoca”, si bien debido a su definida tendencia atahualpista, insiste en presentar también a Huáscar como bastardo.
Bernabé Cobo(72) el bien informado cronista, llama a Atahualpa, Atau Hualpa o Antau-Hualpa y dice que fue hijo de Tocto Ocllo y que nació en el Cuzco, habiendo sido llevado muy niño a Quito por Huayna Cápac.
Es interesante también anotar que si bien Esquivel y Navia, el presunto autor de las Noticias cronológicas del Cuzco,(73) sostiene que Atahualpa era quiteño, pero inmediatamente se contradice porque, como para la reconstrucción de los miembros de ayllu Tumibamba dispuso indudablemente de alguna importante y desconocida fuente incaica, tal vez algún quipu, en la lista que da de los miembros de ese ayllu figura “Tupa Atahuallpa, su madre Tocto Ocllo Coya Cuca”.
Debemos, finalmente, tener presentes dos hechos importantes: en primer lugar, que la versión del origen quiteño de Atahualpa reviste todo el carácter externo de una leyenda, pues no existe en ningún cronista -como bien observa Cieza- rastros del señor de Quito ni de su hija a la cual la imaginación desbocada del regionalista y fantaseador padre [Juan de] Velasco, debidamente refutado por Jijon y Caamano, llamaría la “bella Chiri Paccha”, siendo en realidad muy escasos los cronistas que reproducen esa versión y que su número se disminuye aun más si tenemos en cuenta que por lo menos tres de ellos representan una misma vertiente histórica. Han sido los historiadores ecuatorianos los que han difundido la tradición de la reina de los Sciris [Shyris], amplificando y desfigurando los escuetos y escasísimos datos de las crónicas a los cuales hemos hecho referencia: el P. Velasco y Destrugue en particular, testimonios arbitrarios y plagados de contradicciones y consejos legendarios, a los cuales no es posible prestar una seria consideración. En segundo lugar, es preciso detenerse en el nombre de Atahualpa, que es un indicio de no poca importancia para la dilucidación de su origen. Esta fuera de toda duda que el nombre de este Inca -y este punto será materia de detenida atención en el capitulo pertinente- es de puro origen cuzqueño. Esta etimología se hace evidente cuando se descompone el nombre tal como aparece en algunos cronistas, en especial en los que bebieron en fuentes cuzqueñas. En la “Declaración de los Quipucamayoc” se llama así al Inca, Atao Vallpa Inga; Sarmiento de Gamboa, muy contagiado de la españolización del nombre lo llama no obstante Atagualpa como muchos cronistas, entre ellos Huamán Poma de Ayala; Santa Cruz Pachacuti, que tuvo gran conocimiento de la lengua quechua, Ttopaattaguallpa; Anello Oliva lo hace nacido en Quito pero lo llama Atau-Valpa; Cobo, Atau Hualpa; Montesinos, como hemos visto, especifica que el nombre de este Inca era Huallpa Titu Inga Yupanqui y que lo llamaron Ttahuallpa por el ama que le dio la leche, la cual era de un pueblo de Cuzco, llamado Atau. Tanto la palabra Atau como Gualpa tienen un definido origen quechua y ni remotamente podría sugerirse que emana de alguna etimología quiteña, como tampoco puede aceptarse el otro extremo de que la madre de Atahualpa haya tenido necesariamente que ser de sangre de Incas, porque este llevaba en su compuesto nombre la raíz hualpa. En los diccionarios quechuas Atau significa “dicha y ventura en la guerra” u “honores guerreros” y Gualpa podría derivarse de Allpaman, palabra correspondiente al verbo luchar. La derivación del nombre del Inca en Atahualpa es explicable, por la tendencia de los conquistadores de españolizar los nombres quechuas, debido a su difícil pronunciación, y aun de confundirlos los unos con los otros como ocurre con el nombre de Túpac Huallpa, el Toparpa o Atabalica de los españoles y el de Paullu que se convirtió en Pablo. Tan exacto es que este patronímico es de origen quechua que en documentos, como las “Informaciones...” de Toledo, aparecen muchos indios nobles que lo llevan.
Con toda razón dice Jiménez de la Espada (74) que “algunos autores creen, y yo con ellos, que el verdadero nombre de ese Inca era Atau-huallpac”, que significa «guerrero galano y venturoso combates». Finalmente es preciso recordar, como veremos en su oportunidad, que algunos de los hijos de Atahualpa tuvieron nombres netamente cuzqueños, como Ninancoro, Hilaquita, Juan Quispe, Túpac, Francisco Túpac Atauchi, lo mismo que sus madres, y debieron residir en el Cuzco porque no faltan versiones en el sentido de que de allí los trajeron algunos hermanos de Atahualpa cuando el Inca estaba preso en Cajamarca; y si hemos de prestar fe a estos testimonios sería preciso concluir que los tuvo Atahualpa antes de su salida a Quito acompañando a su padre Huayna Cápac.
Es cierto que algunos historiadores e investigadores, tanto peruanos como ecuatorianos, sostienen que Atahualpa fue del linaje de los príncipes quiteños, pero es también evidente que en materia de genealogías incaicas, a excepción de las de los Incas propiamente de la Conquista, solo caben hipótesis u opiniones más o menos fundamentadas y que una de las fuentes, casi exclusivas, de información al respecto está representada por los contradictorios cronistas. Precisamente de esa depuración y cotejo sistemático de las crónicas que hemos efectuado, cabe deducir que la tesis de la filiación cuzqueña de Atahualpa reviste mayor fuerza de autenticidad o por lo menos se acompaña de pruebas más solidas y concluyentes que las que apoyan la versión del nacimiento del Inca en Quito.
De los investigadores contemporáneos, dejando de lado a los ecuatorianos por las razones expuestas, Markham y Latcham se declaran partidarios del Atahualpa cuzqueño.
Markham (75) sigue esta tesis cuando dice que Huayna Cápac dejó en el Cuzco al hijo legítimo Inti Cusi Hualpa y a su otro hijo Manco, pero que Ilevó consigo a las coyas Mama Cusi Rimay y Mama Rahua y a su hijo legítimo Ninan Cuyuchi junto con el bastardo Atahualpa. Además, refiere que cuando murió Huayna Cápac la coya Rahua Ocllo acompañó el cuerpo al Cuzco, quedando en Quito Atahualpa; siendo probable que a esa permanencia de la madre de Huáscar al lado de Atahualpa en Quito se debiera la animosidad de Huáscar contra ella, hecho que relatan algunos cronistas y que determinados historiadores' rechazan sin mayor examen.
Latcham (76) es otro de los decididos patrocinadores de esta filiación y considera a Huáscar hijo de Rahua Ocllo Cusi Hualpa, hermana de Huayna Cápac, y a Atahualpa hijo de Tocto Coca Hualpa, prima materna de Huayna Cápac y del mismo clan que Rahua Ocllo. Huáscar perteneció a la división de los Hanancuzco porque desde Inca Roca los descendientes por línea real eran de los Hanancuzco, pero como su madre era del linaje Hurincuzco -Hualpa derivaba del apellido de los ayllus de Vilcamayu- y además coya legítima, Huáscar se apoyo en la parcialidad de Hurin y Atahualpa en el linaje de los Hanan. Fundándose en la tesis de la filiación uterina, llega Latcham a la conclusión del origen cuzqueño de Atahualpa porque Huayna Cápac, al casarse con mujeres de su linaje, perpetuó el apellido Hualpa que llevaron Huáscar o Inti Cusi Hualpa y Ata Hualpa.
En cuanto a nuestro clásico historiador, el Dr. Riva Agüero, si bien en sus primeras obras se inclinaba, aunque no en forma definida, a la tesis del origen quiteño del Inca, en su último trabajo, “Civilización peruana”, parece ya decidirse por la del Atahualpa cuzqueño. (77)
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64 PIZARRO, ob. cit., p. 39.
65 OVIEDO, ob. cit., lib XLVI, cap. ix, p. 179; cap. xvi, p. 214; ZARATE, ob. cit., lib. i, cap. xii;
GOMARA, ob. cit., cap. cxix.
MOUNA, Cristóbal de (el Almagrista). Conquista y población del Perú. Colección de Libros y Documentos referentes a la Historia del Perú, T. 1, Lima, Imp. y Lib. Sanmarti, 1916, p. 152.
GARCILASO DE LA VEGA, ob. cit., primera pane, libro ix; Id. cap. xii.
Siguen también la tesis de la filiación quiteña de Alahualpa, la Declaración... de los Quipocamayos, Anello Oliva, Gutiérrez de Santa Clara.
66 PORRAS, Raúl. Curso universitario sobre Fuentes Históricas (Copias mimeografiadas).
67 CIEZA DE LEON, Pedro. “La Crónica del Perú”. ob. Cit., cap. LXH; cap. LXIX. Id., “Señorío de los Incas”. ob. cit., cap. LXIX.
68 GAMBOA, ob. cit. (63), pp. 112 y ss.
69 BALBOA, ob. cit., p. 86.
70 HERRERA, ob. cit., Década v, lib. i, cap. n, f. 4.
71 SANTA CRUZ PACHACUTI, ob. cit., p. 208.
72 COBO, ob. cit., t. iii, lib. xii, cap. xvi, p. 190.
73 “Noticias cronológicas del Cuzco”. ob. cit., pp. 60 y 70.
74 Jiménez de la Espada, nota a Cobo, ob. cit., T.1 (Sevilla, 1890), lib. iv, cap. i, p. 330.
75 MARKHAM, “Los incas del Perú”. ob. cit.. p. 208: «... La tercera, Tocto Cuca, princesa del linaje de Pachacutec y madre de Atahualpa».
Id., “Historia del Perú”. cap.ii, p. 34.
76 LATCHAM, ob. cit., cap. viii, p. 319.
77 RJVA AGUERO, Jose de la. “La Historia en el Perú”. ob. cit., pp. 144-147.
Id., Prólogo a “El Imperio Incaico” de H. URTEAGA, ob. cit., p. xviii (reproducido en la “Verdad, la Tradición y la Patria”, T.1, Lima, 1937, p. 223).
Cabello Balboa,(69) cronista que trae datos originales sobre tradiciones y sucesos indígenas, nos dice asimismo que Huayna Cápac, cuando se dirigió a Quito, llevo consigo a Atahualpa “cuya madre había ya muerto”.
Herrera,(70) que no por seguir en cierto modo a Cieza, deja de tener un gran valor dentro de una bien enderezada hermenéutica de las crónicas, declara que Atahualpa era bastardo “cuia madre fe llamo Totapalla”. Hace a esta mujer de Huayna Cápac, miembro del “linaje de los Orencuzcos” y especifica que Huáscar “era de veinte y cinco anos, cuatro menos que el hermano”.
Santa Cruz Pachacuti(71) considera a Atahualpa hijo bastardo de Huayna Cápac en la “ñusta Toctoollacoca”, si bien debido a su definida tendencia atahualpista, insiste en presentar también a Huáscar como bastardo.
Bernabé Cobo(72) el bien informado cronista, llama a Atahualpa, Atau Hualpa o Antau-Hualpa y dice que fue hijo de Tocto Ocllo y que nació en el Cuzco, habiendo sido llevado muy niño a Quito por Huayna Cápac.
Es interesante también anotar que si bien Esquivel y Navia, el presunto autor de las Noticias cronológicas del Cuzco,(73) sostiene que Atahualpa era quiteño, pero inmediatamente se contradice porque, como para la reconstrucción de los miembros de ayllu Tumibamba dispuso indudablemente de alguna importante y desconocida fuente incaica, tal vez algún quipu, en la lista que da de los miembros de ese ayllu figura “Tupa Atahuallpa, su madre Tocto Ocllo Coya Cuca”.
Debemos, finalmente, tener presentes dos hechos importantes: en primer lugar, que la versión del origen quiteño de Atahualpa reviste todo el carácter externo de una leyenda, pues no existe en ningún cronista -como bien observa Cieza- rastros del señor de Quito ni de su hija a la cual la imaginación desbocada del regionalista y fantaseador padre [Juan de] Velasco, debidamente refutado por Jijon y Caamano, llamaría la “bella Chiri Paccha”, siendo en realidad muy escasos los cronistas que reproducen esa versión y que su número se disminuye aun más si tenemos en cuenta que por lo menos tres de ellos representan una misma vertiente histórica. Han sido los historiadores ecuatorianos los que han difundido la tradición de la reina de los Sciris [Shyris], amplificando y desfigurando los escuetos y escasísimos datos de las crónicas a los cuales hemos hecho referencia: el P. Velasco y Destrugue en particular, testimonios arbitrarios y plagados de contradicciones y consejos legendarios, a los cuales no es posible prestar una seria consideración. En segundo lugar, es preciso detenerse en el nombre de Atahualpa, que es un indicio de no poca importancia para la dilucidación de su origen. Esta fuera de toda duda que el nombre de este Inca -y este punto será materia de detenida atención en el capitulo pertinente- es de puro origen cuzqueño. Esta etimología se hace evidente cuando se descompone el nombre tal como aparece en algunos cronistas, en especial en los que bebieron en fuentes cuzqueñas. En la “Declaración de los Quipucamayoc” se llama así al Inca, Atao Vallpa Inga; Sarmiento de Gamboa, muy contagiado de la españolización del nombre lo llama no obstante Atagualpa como muchos cronistas, entre ellos Huamán Poma de Ayala; Santa Cruz Pachacuti, que tuvo gran conocimiento de la lengua quechua, Ttopaattaguallpa; Anello Oliva lo hace nacido en Quito pero lo llama Atau-Valpa; Cobo, Atau Hualpa; Montesinos, como hemos visto, especifica que el nombre de este Inca era Huallpa Titu Inga Yupanqui y que lo llamaron Ttahuallpa por el ama que le dio la leche, la cual era de un pueblo de Cuzco, llamado Atau. Tanto la palabra Atau como Gualpa tienen un definido origen quechua y ni remotamente podría sugerirse que emana de alguna etimología quiteña, como tampoco puede aceptarse el otro extremo de que la madre de Atahualpa haya tenido necesariamente que ser de sangre de Incas, porque este llevaba en su compuesto nombre la raíz hualpa. En los diccionarios quechuas Atau significa “dicha y ventura en la guerra” u “honores guerreros” y Gualpa podría derivarse de Allpaman, palabra correspondiente al verbo luchar. La derivación del nombre del Inca en Atahualpa es explicable, por la tendencia de los conquistadores de españolizar los nombres quechuas, debido a su difícil pronunciación, y aun de confundirlos los unos con los otros como ocurre con el nombre de Túpac Huallpa, el Toparpa o Atabalica de los españoles y el de Paullu que se convirtió en Pablo. Tan exacto es que este patronímico es de origen quechua que en documentos, como las “Informaciones...” de Toledo, aparecen muchos indios nobles que lo llevan.
Con toda razón dice Jiménez de la Espada (74) que “algunos autores creen, y yo con ellos, que el verdadero nombre de ese Inca era Atau-huallpac”, que significa «guerrero galano y venturoso combates». Finalmente es preciso recordar, como veremos en su oportunidad, que algunos de los hijos de Atahualpa tuvieron nombres netamente cuzqueños, como Ninancoro, Hilaquita, Juan Quispe, Túpac, Francisco Túpac Atauchi, lo mismo que sus madres, y debieron residir en el Cuzco porque no faltan versiones en el sentido de que de allí los trajeron algunos hermanos de Atahualpa cuando el Inca estaba preso en Cajamarca; y si hemos de prestar fe a estos testimonios sería preciso concluir que los tuvo Atahualpa antes de su salida a Quito acompañando a su padre Huayna Cápac.
Es cierto que algunos historiadores e investigadores, tanto peruanos como ecuatorianos, sostienen que Atahualpa fue del linaje de los príncipes quiteños, pero es también evidente que en materia de genealogías incaicas, a excepción de las de los Incas propiamente de la Conquista, solo caben hipótesis u opiniones más o menos fundamentadas y que una de las fuentes, casi exclusivas, de información al respecto está representada por los contradictorios cronistas. Precisamente de esa depuración y cotejo sistemático de las crónicas que hemos efectuado, cabe deducir que la tesis de la filiación cuzqueña de Atahualpa reviste mayor fuerza de autenticidad o por lo menos se acompaña de pruebas más solidas y concluyentes que las que apoyan la versión del nacimiento del Inca en Quito.
De los investigadores contemporáneos, dejando de lado a los ecuatorianos por las razones expuestas, Markham y Latcham se declaran partidarios del Atahualpa cuzqueño.
Markham (75) sigue esta tesis cuando dice que Huayna Cápac dejó en el Cuzco al hijo legítimo Inti Cusi Hualpa y a su otro hijo Manco, pero que Ilevó consigo a las coyas Mama Cusi Rimay y Mama Rahua y a su hijo legítimo Ninan Cuyuchi junto con el bastardo Atahualpa. Además, refiere que cuando murió Huayna Cápac la coya Rahua Ocllo acompañó el cuerpo al Cuzco, quedando en Quito Atahualpa; siendo probable que a esa permanencia de la madre de Huáscar al lado de Atahualpa en Quito se debiera la animosidad de Huáscar contra ella, hecho que relatan algunos cronistas y que determinados historiadores' rechazan sin mayor examen.
Latcham (76) es otro de los decididos patrocinadores de esta filiación y considera a Huáscar hijo de Rahua Ocllo Cusi Hualpa, hermana de Huayna Cápac, y a Atahualpa hijo de Tocto Coca Hualpa, prima materna de Huayna Cápac y del mismo clan que Rahua Ocllo. Huáscar perteneció a la división de los Hanancuzco porque desde Inca Roca los descendientes por línea real eran de los Hanancuzco, pero como su madre era del linaje Hurincuzco -Hualpa derivaba del apellido de los ayllus de Vilcamayu- y además coya legítima, Huáscar se apoyo en la parcialidad de Hurin y Atahualpa en el linaje de los Hanan. Fundándose en la tesis de la filiación uterina, llega Latcham a la conclusión del origen cuzqueño de Atahualpa porque Huayna Cápac, al casarse con mujeres de su linaje, perpetuó el apellido Hualpa que llevaron Huáscar o Inti Cusi Hualpa y Ata Hualpa.
En cuanto a nuestro clásico historiador, el Dr. Riva Agüero, si bien en sus primeras obras se inclinaba, aunque no en forma definida, a la tesis del origen quiteño del Inca, en su último trabajo, “Civilización peruana”, parece ya decidirse por la del Atahualpa cuzqueño. (77)
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64 PIZARRO, ob. cit., p. 39.
65 OVIEDO, ob. cit., lib XLVI, cap. ix, p. 179; cap. xvi, p. 214; ZARATE, ob. cit., lib. i, cap. xii;
GOMARA, ob. cit., cap. cxix.
MOUNA, Cristóbal de (el Almagrista). Conquista y población del Perú. Colección de Libros y Documentos referentes a la Historia del Perú, T. 1, Lima, Imp. y Lib. Sanmarti, 1916, p. 152.
GARCILASO DE LA VEGA, ob. cit., primera pane, libro ix; Id. cap. xii.
Siguen también la tesis de la filiación quiteña de Alahualpa, la Declaración... de los Quipocamayos, Anello Oliva, Gutiérrez de Santa Clara.
66 PORRAS, Raúl. Curso universitario sobre Fuentes Históricas (Copias mimeografiadas).
67 CIEZA DE LEON, Pedro. “La Crónica del Perú”. ob. Cit., cap. LXH; cap. LXIX. Id., “Señorío de los Incas”. ob. cit., cap. LXIX.
68 GAMBOA, ob. cit. (63), pp. 112 y ss.
69 BALBOA, ob. cit., p. 86.
70 HERRERA, ob. cit., Década v, lib. i, cap. n, f. 4.
71 SANTA CRUZ PACHACUTI, ob. cit., p. 208.
72 COBO, ob. cit., t. iii, lib. xii, cap. xvi, p. 190.
73 “Noticias cronológicas del Cuzco”. ob. cit., pp. 60 y 70.
74 Jiménez de la Espada, nota a Cobo, ob. cit., T.1 (Sevilla, 1890), lib. iv, cap. i, p. 330.
75 MARKHAM, “Los incas del Perú”. ob. cit.. p. 208: «... La tercera, Tocto Cuca, princesa del linaje de Pachacutec y madre de Atahualpa».
Id., “Historia del Perú”. cap.ii, p. 34.
76 LATCHAM, ob. cit., cap. viii, p. 319.
77 RJVA AGUERO, Jose de la. “La Historia en el Perú”. ob. cit., pp. 144-147.
Id., Prólogo a “El Imperio Incaico” de H. URTEAGA, ob. cit., p. xviii (reproducido en la “Verdad, la Tradición y la Patria”, T.1, Lima, 1937, p. 223).
Contenido del libro
Noticia al lector
Presentación por Carlos Enrique Becerra Palomino y María Rivara de Tuesta
Prólogo, por Raúl Porras Barrenechea
Introducción
Capítulo I
La estirpe de Huayna Cápac
Capítulo II
Paullu Inca
Capítulo III
La descendencia legítima de Paullu Inca
La descendencia de don Carlos Inca
La descendenciabastarda de don Melchor Carlos Inca
Don Felipe Mango Tupa Inga
Capítulo IV
La descendencia bastarda de Paullu Inca
Don Alonso Tupa Atau
Bartolomé Quispi Atauchi - Los Sahuaraura
La descendencia de Paullu Inca en Copacabana
Conclusiones
Listado de referencias bibliográficas
Reseña de Nicanor Domínguez Faura sobre el mismo libro y sobre la trayectoria académica de la autora
Farsa contra el inca: vida, juicio y muerte de Atahualpa
El retrato de Atahualpa
El Cuarto del Rescate (INC)
Teatro quechua: "La Tragedia de la muerte de Atahuallpa de Jesús Lara, historia de una superchería literaria" - C. Itier
La chicha y Atahualpa: el Encuentro de Cajamarca en la Suma y narración de los Incas de Juan Diez de Betanzos
La chicha y Atahualpa: el Encuentro de Cajamarca en la Suma y narración de los Incas de Juan Diez de Betanzos
"Atahuallpa"
Composición de Juan de Dios Aguirre con texto de Luis Ochoa.
La obra
tiene forma musical al estilo Poema Incaico Musical. Es llamativo su
tratamiento de pasajes cromáticos en el piano. Guarda en sí las
siguientes partes:
I. Andante moderato, evocativo; y
II: Wayno
(este video viene de aquí)
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