jueves, 28 de junio de 2012

El invento del año nuevo aymara


El año nuevo aymara sólo es turístico
La razón, 17/06/2007

El antropólogo Milton Eyzaguirre sostiene que es una fiesta turística traída de Perú. Campesinos andinos indican que son sus dirigentes sindicales los que impulsan esta celebración y que se lo une con San Juan.



Los preparativos para la llegada del Año nuevo aymara aumentaron la anterior semana. Cada año, en las ruinas de Tiwanaku y otras comunidades, el 21 de junio se realiza esta fiesta. Pero ¿cuándo nació? y ¿cómo, dónde y quiénes la celebran? Las respuestas de un arqueólogo e indígenas del altiplano paceño señalan que fue creado con fines turísticos, hace más de 10 años, y que no tiene arraigo en el área rural.
La Puerta del Sol en la localidad de Tiwanaku (a 72 km de La Paz) es el principal escenario donde cada año se congregan turistas y creyentes para la celebración.

El antropólogo Milton Eyzaguirre sostiene que “lo del Año nuevo aymara, aparentemente, es una recreación reciente” que llega a Bolivia por la influencia del Perú que implementó la fiesta con fines turísticos.

La Razón conversó con ocho campesinos de diferentes zonas del altiplano. Ellos coinciden en señalar que el 21 de junio pasaría inadvertido si no fuera por sus dirigentes que impulsan la celebración y la confunden con San Juan, la fiesta del agua y el fuego y que tiene otra connotación.

Según Eyzaguirre, “se piensa que estamos en el año 5.000 y eso, a partir de datos arqueológicos, es incompatible porque ni siquiera Tiwanaku llegó a tener 5.000 años de antigüedad y menos los aymaras que aparecen en el contexto andino el año 1.100 después de Cristo, es decir, en esta parte del continente hace unos 900 años”. “En realidad en esta fecha se trata de jalar a los turistas para que piensen que estamos retomando una cosmovisión andina vinculada con el pasado prehispánico, pero no es tal, lo único que se hace es una representación de un supuesto año aymara”, añadió.

Por su lado, Andrés Condori, originario de Achacachi, de la provincia Omasuyos del departamento de La Paz, asegura que esta fiesta podría pasar desapercibida si no fuera por sus dirigentes sindicales, que en la fecha tratan de reunir a las comunidades para la celebración. “En la mañanita cuando sale el sol se hace una Huajta (sacrificio a una llama) para pagar a la Pachamama (madre tierra) por los resultados de la producción.

Jorge Calisaya Huanca, de Wilakollo, provincia Camacho (La Paz), dijo que en junio “la celebración del Año nuevo aymara sólo se conoce porque se escuchan en las noticias”. Añadió que el año nuevo del 1 de enero es importante porque se reúnen para conocer a sus nuevas autoridades.

Florencia Ramos de Compi (Prov. Omasuyos de La Paz) señaló que el Año nuevo aymara coincide con la fiesta de su zona y por eso se organiza una fiesta con participación de diferentes grupos folklóricos autóctonos.

La diferente connotación de la celebración, según Eyzaguirre, es porque “los aymaras no se sienten identificados”.

Sin embargo, dijo que el mundo aymara celebra el 23 de junio la fiesta del agua y del fuego. “En junio terminan las cosechas y en las comunidades se interpretan sikus (zampoñas) para agradecer a la madre tierra (Pachamama) por la producción”.

Explicó que el Año nuevo aymara lo celebra el 21 de diciembre que, de acuerdo a los cronistas, es cuando empieza realmente el nuevo año. Y su importancia radica porque el 1 de diciembre eligen a sus autoridades.

Fiestas

Junio • En el altiplano está terminando la cosecha. La población celebra la fiesta del agua y el fuego para agradecer a la Pachamama por la producción y empezar el tiempo de espera o el tiempo de hambruna hasta septiembre.

Diciembre • Según algunos cronistas, cerca del 21 de diciembre, cuando el sol se acerca más a la tierra, es cuando empieza realmente el año nuevo del mundo aymara.

El ciclo anual prehispánico

Según el antropólogo Milton Eyzaguirre, se cree que en la época prehispánica habían dos momentos importantes en el ciclo anual incaico, primero en junio y segundo en diciembre.

De acuerdo a su explicación, en junio es el momento cuando el sol se aleja y es cuando los incas, no los aymaras, azotaban a los animales para que lloren para que el sol no se vaya porque era fuente de vida.

El segundo momento importante señala es la fiesta del Inti Raymi, también de los incas, que se celebra el 21 de diciembre.

“Es cuando el sol se acerca más a la tierra. Es importante porque, además, combina con el comienzo real del año, de acuerdo a los calendarios heredados de varios cronistas, entre ellos Huamán Poma”. Añadió que estos cronistas sostienen que “el año empieza en diciembre y no en junio como se nos está diciendo en estas formas de representación del calendario aymara”.

En este marco, el antropólogo añadió que la forma de pensar del Año nuevo aymara es reciente, 15 años en Tiwanaku, tres o cuatro en la Isla del Sol.


http://www.la-razon.com/versiones/20070617_005940/nota_250_441174.htm






Segundo  “Año nuevo aymara”, el 5518
Los Tiempos - 21/06/2010


El origen del “Año Nuevo Aymara” --“milenaria tradición” que hoy celebramos-- se remonta a tiempos tan remotos como los últimos 20 años

Hoy, 21 de junio, se inicia en Bolivia un nuevo año y, por tan importante motivo, es feriado nacional. A diferencia de los demás pueblos del mundo, que todavía creen vivir en el año 2010, nosotros inauguramos hoy el año 5518.

Tan importante acontecimiento no es el resultado, como suele ocurrir con otros pueblos del mundo que tienen su propio calendario diferente del gregoriano --universalmente reconocido--, de una larga tradición que se pierde en la inmensidad de los tiempos.

Se origina, más bien, en una decisión del Presidente de la ex República de Bolivia, hoy Estado Plurinacional, quien hace algo más de un año decidió declarar feriado nacional el 21 de junio por ser esa la fecha en que la “nación aymara” celebra el año nuevo, supuestamente desde tiempos inmemoriales.

Cuando se adoptó tal innovación fue recibida por gran parte de la población con mucha indiferencia, pues, por haberse estrenado un día domingo, pasó poco menos que desapercibida. No ocurrió lo mismo en círculos académicos, donde proliferaron los argumentos para cuestionar una medida que fue considerada, desde todo punto de vista, absurda. Abundaron los razonamientos sustentados en lo estrictamente legal hasta lo que enseña el estudio de la arqueología, pasando por la historia, la antropología y el sentido común.

Ahora, un año después, cuando por primera vez se aplica en la práctica el feriado nacional, la batalla ideológica parece haber sido fácilmente ganada por el Gobierno, pues ninguno de los muchos argumentos esgrimidos un año atrás contra lo que hoy se pretende celebrar ha sido suficiente para revertir la decisión presidencial.

De nada han servido los abundantes datos que señalan que el solsticio de invierno no tiene nada que ver con un recientemente inventado “Año Nuevo Aymara” --y muchísimo menos con el año 5518--, “milenaria tradición” cuyo origen se remonta a tiempos tan remotos como aquellos en los que se inventó la “whipala”. Es decir, algo más de veinte años, según los más antiguos vestigios.

Estamos, pues, ante una farsa que, como muchas de las cosas que están ocurriendo en nuestro país, no por burda y absurda deja de tener hondos efectos prácticos. Su  origen es más fácil encontrar en las imaginativas mentes de ocurrentes sociólogos o antropólogos europeos o estadounidenses que en los “ancestrales conocimientos” de sabios aymaras inspirados en los achachilas, como cuentan las fábulas oficiales dirigidas a incautos turistas.

Sin embargo, nada de lo dicho excluye la posibilidad de que algunas de las ocurrencias de moda sean plenamente compatibles con un patrimonio común de la humanidad, como los festejos del solsticio de invierno, que constituyen un elemento compartido por todos los pueblos de la Tierra que han cruzado un cierto umbral en el camino del conocimiento astronómico.

No puede decirse lo mismo de la asombrosa decisión de asignarle al año nuevo que hoy se inaugura el número 5518, cifra caprichosa que, por lo absurda que es, parece una afrenta a un pueblo al que se le ha perdido el respeto y se lo hace objeto de burlas de quienes ya no aceptan tan pasivamente el mito del “Buen Salvaje” en que se inspiran éstas y otras ocurrencias a las que son tan afectos los que circunstancialmente gobiernan el país.


http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/editorial/20100621/segundo-%E2%80%9Cano-nuevo-aymara%E2%80%9D-el-5518_76552_143452.html




Año nuevo aymara
Jorge Baldiviezo

Un decreto declara feriado inamovible hoy 21 de junio por celebrarse el año nuevo aymara con suspensión de actividades tanto públicas como privadas en todo el estado plurinacional el ministro de cultura Pablo Groux fue el que dio la información del decreto y que según el ministro forma parte de la política de descolonización que vive nuestro país, a lo que en un acto previo en palacio de gobierno el presidente Evo Morales  aclaro que no es un año nuevo aymara sino es año nuevo andino amazónico y fue más amplio al referirse que según los científicos que es un año nuevo del hemisferio sur. Según esto sería el año nuevo número 5.518 de la cultura aymara pero nos surge varias interrogante en el marco del respeto a todas las culturas existentes en nuestro territorios  ¿ realmente existió un calendario aymara ¿ Según el arqueólogo Jedu Sagárnaga investigador y estudioso de la cultura Tiahuanaco y que según él, esta celebración no tiene más de 30 años que se la realiza  y que nació por el impulso de las agencias de turismo según el profesional  los aymara aparecieron  1.200 años después de cristo y no tienen vinculación con Tiahuanaco y que cinco mil años antes de la llegada de los españoles los habitantes de los andes estaban saliendo de su etapa recolectora y no tenían ningún  sistema astronómico ni memos calendario.

Ahora bien según nuestra constitución política del estado demanda que se regularicen los ritos y tradiciones, expresiones culturales de los pueblos indígenas lo que sirvió de base para la promulgación del decreto que da pie al presente feriado que pasaría si otras naciones de pueblos indígena demandan feriados nacionales en respeto a sus usos y costumbres estaríamos teniendo más de treinta y seis feriados  nacionales sumados a los ya existentes y ya comenzaron los pedidos como ser  los guaraníes han pedido que se declare feriado el 28 de enero en homenaje a los más de 600 miembros de esa etnia que murieron en un levantamiento en 1892, y así muchos otros

Qué pasaría si todo esto se concreta estaríamos antes un caos de feriados y festividades solo  faltaría que sindicato u organizaciones sociales soliciten feriados por recordar fechas de sus reivindicaciones  cuando lo que hoy necesita nuestro país es  trabajo y desarrollo y menos distractivos que desvíen la atención a temas sin atención o peor aún que solo sirve para marcar más diferencias sociales.

¡¡Basta de feriados y busquemos más integración entre los bolivianos a través del desarrollo y el trabajo!!…



http://diarioandaluz.com/opinion/ano-nuevo-aymara/

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