EL Perú ha sido históricamente, centro de domesticación y producción de múltiples variedades de quinua. A pesar de la crisis que su cultivo ha conocido en la segunda mitad del siglo XX (que ha significado la penosa pérdida de muchos ecotipos y de los conocimientos campesinos asociados a ellos), hoy se cuentan alrededor de 3,000 clases de quinua en nuestro territorio. Sólo la Universidad Agraria de La Molina, una de las pocas instituciones que se preocupa por esta situación y por recuperar las variedades de quinua y desarrollar nuevas, cuenta con más de 2,000 clases. Hay 14 colores de quinua con múltiples matices en las variedades del Perú. Actualmente se cultiva en Puno y en menor medida en Cusco, Apurímac, Ayacucho, Junín y Ancash. En muchas zonas que ancestralmente desarrollaron la quinua como Huancavelica, Cerro de Pasco, Cajamarca, zonas altas de Arequipa y de Moquegua, casi llegó a desaparecer o a cultivarse esporádicamente. Todas estas zonas tienen óptimas condiciones para la re-introducción del cultivo de la quinua (en años recientes, hay proyectos de desarrollo de este cultivo en
Arequipa, más aún con las perspectivas que ofrece a futuro el proyecto
de irrigación Majes-Siguas), pero esta vez, con políticas bien diseñadas, apoyadas por el Estado, orientadas al mediano y largo plazo.
Uno de los elementos principales debiera ser el rescate de los conocimientos orales de los viejos campesinos que en muchos casos, tal vez, viven ahora en las ciudades. El caso de la quinua y otros granos andinos del Perú es el reflejo de las políticas irresponsables, neocoloniales de sus gobernantes, que no priorizan la necesidad de luchar por una verdadera soberanía alimentaria. Eso incluye alentar no sólo la exportación de moda de productos orgánicos (que promete enormes ganancias a los empresarios), sino sobretodo, garantizar la accesibilidad de este grano andino a toda la población, sobretodo aquella que es heredera de quienes lo domesticaron.
Uno de los elementos principales debiera ser el rescate de los conocimientos orales de los viejos campesinos que en muchos casos, tal vez, viven ahora en las ciudades. El caso de la quinua y otros granos andinos del Perú es el reflejo de las políticas irresponsables, neocoloniales de sus gobernantes, que no priorizan la necesidad de luchar por una verdadera soberanía alimentaria. Eso incluye alentar no sólo la exportación de moda de productos orgánicos (que promete enormes ganancias a los empresarios), sino sobretodo, garantizar la accesibilidad de este grano andino a toda la población, sobretodo aquella que es heredera de quienes lo domesticaron.
Los siguentes cuadros y el texto, provienen de este libro:
"Quinua y Kañiwa. Cultivos andinos" (M. Tapia; H. Gandarillas; S. Alandia; A. Cardozo, A. Mujica. Bogotá: CIID, 1979, págs. 16-18)
Cultivo de quinua en el Perú entre 1951 y 1976
Sudamérica: distribución de las áreas de cultivo de quinua a 1979
"Perú
En la actualidad es el país donde más se cultiva la quinua y donde se ha seleccionado una serie de variedades.
En la región de los valles interandinos se encuentra cultivada dentro de campos de máiz y habas o como bode de cultivos de papa. pero es en las tierras altas, donde no se da el maíz, que su cultivo adquiere mayor importancia.
En Cajamarca se acostumbra sembrar 6 a 10 surcos de maíz seguidos de uno de quinua, en un sistema que se conoce como "Chaihia". Sólo en las tierras altas cercanas a la "jalca" se pueden ver pequeños campos de quinua en monocultivo.
Otras áreas de importancia son la región del Callejón de Huaylas en Ancash, el valle del Mantaro y tierras altas de Junín, Andahuayllas [y] en Ayacucho, así como las tierras altas del departamento del Cuzco.
En el Valle del Mantaro y la parte alta de Jauja se siembran las variedades Blanca y Rosada de Junín, de granos muy uniformes y contenido bajo de saponina.
En el valle entre Cuzco y Sicuani a alturas de 3000-3600 m. con precipitación de más de 500 mm, se cultiva la "Amarilla de Marangani", cuyos rendimientos pueden sobrepasar los 2,000 kg/ha.
La quinua adquiere realmente importancia en el Altiplano del Collao, sobre los 3,800 m., donde no se puede producir maíz. Las parcelas de cultivo de quinua aparecen en las pequeñas quebradas o terrenos cercanos a lagunas o al Lago Titicaca. Alrededor de la laguna de Orurillo se ha seleccionado la variedad Cheweca, que produce un grano pequeño, casi dulce, muy suave y especial para elaborar harinas. De la región de Cabanillas procede la variedad Kanccolla (del Collao), de granos casi dulces, que tiene altos rendimientos. La variedad denominada "arroz jiura", de granos pequeños, muy bllancos y dulces, se cultiva en los campos de Macarí.
Finalmente, en el lado peruano del lago está difundido un ecotipo denominado "Blanca de Juli". Otros ecotipos locales incluyen las quinuas "Chullpi" de grano transparente, al igual que en el maíz.
Según la Dirección Nacional de Estadísticas del Perú, el cultivo de la quinua cubría más de 47,000 ha en el año 1951, pero esta superficie fué disminuyendo [de esta superficie, más del 75% está concentrada en el departamento de Puno, al suroeste del país, en el altiplano que limita con Bolivia."
En la región de los valles interandinos se encuentra cultivada dentro de campos de máiz y habas o como bode de cultivos de papa. pero es en las tierras altas, donde no se da el maíz, que su cultivo adquiere mayor importancia.
En Cajamarca se acostumbra sembrar 6 a 10 surcos de maíz seguidos de uno de quinua, en un sistema que se conoce como "Chaihia". Sólo en las tierras altas cercanas a la "jalca" se pueden ver pequeños campos de quinua en monocultivo.
Otras áreas de importancia son la región del Callejón de Huaylas en Ancash, el valle del Mantaro y tierras altas de Junín, Andahuayllas [y] en Ayacucho, así como las tierras altas del departamento del Cuzco.
En el Valle del Mantaro y la parte alta de Jauja se siembran las variedades Blanca y Rosada de Junín, de granos muy uniformes y contenido bajo de saponina.
En el valle entre Cuzco y Sicuani a alturas de 3000-3600 m. con precipitación de más de 500 mm, se cultiva la "Amarilla de Marangani", cuyos rendimientos pueden sobrepasar los 2,000 kg/ha.
La quinua adquiere realmente importancia en el Altiplano del Collao, sobre los 3,800 m., donde no se puede producir maíz. Las parcelas de cultivo de quinua aparecen en las pequeñas quebradas o terrenos cercanos a lagunas o al Lago Titicaca. Alrededor de la laguna de Orurillo se ha seleccionado la variedad Cheweca, que produce un grano pequeño, casi dulce, muy suave y especial para elaborar harinas. De la región de Cabanillas procede la variedad Kanccolla (del Collao), de granos casi dulces, que tiene altos rendimientos. La variedad denominada "arroz jiura", de granos pequeños, muy bllancos y dulces, se cultiva en los campos de Macarí.
Finalmente, en el lado peruano del lago está difundido un ecotipo denominado "Blanca de Juli". Otros ecotipos locales incluyen las quinuas "Chullpi" de grano transparente, al igual que en el maíz.
Según la Dirección Nacional de Estadísticas del Perú, el cultivo de la quinua cubría más de 47,000 ha en el año 1951, pero esta superficie fué disminuyendo [de esta superficie, más del 75% está concentrada en el departamento de Puno, al suroeste del país, en el altiplano que limita con Bolivia."
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