domingo, 29 de diciembre de 2013
Simón Bolívar: el héroe imaginado
¿Quién fue en verdad Simón Bolívar?
Escribe: Hernán Ayín Schiaffino
Los Andes, 29-12-2013
Bolívar era un hombre de 1.63 m de estatura y un tanto azambado, al cual desde niño sus educadores le enseñaron la historia de los pueblos particularmente la del Perú y sus riquezas y parece que, desde muy temprana edad, mantuvo una serie de prejuicios hacia el Perú.
Sin Bolívar el Perú no se hubiera independizado el año 1824. Pero sin él el Perú hubiera sido más grande y fuerte. Nuestro libertador sacrificó, expolió, engañó y cercenó al país a tal extremo, que ninguna otra nación latinoamericana jamás llegó a pagar por su independencia lo que el Perú pagó por la suya, ninguna otra tampoco estuvo en tanto peligro de perder aún más. Sin Bolívar nuestra independencia hubiera demorado unos años. Con Bolívar nuestras pérdidas fueron irrecuperables.
En sólo quince meses Bolívar logró la victoria contundente que puso fin a trescientos años de colonialismo. Pero la premura por independizarnos el año 1824 nos costó, entre muchas cosas, la pérdida de más de la mitad del territorio nacional. ¿Ha habido otro país latinoamericano que haya pagado por su independencia más de un millón cien mil kilómetros cuadrados? Bolívar no se contentó con despojarnos de Guayaquil y el Alto Perú, también pretendió apoderarse de Jaén y Maynas (que en esos tiempos abarcarían más de cien mil kilómetros cuadrados, esto es el 10% del territorio nacional actual) y regalar a Bolivia la costa desde Tacna a Antofagasta.
Otros pagos por nuestra independencia el año 1824 fueron: el continuo atropello a la Constitución, el mancillamiento del parlamento, la traición a la población indígena, la restauración de la esclavitud (que había sido abolida por San Martín) y lo peor de todo (peor aún que la pérdida de la mitad del territorio nacional) fue el mal ejemplo de caudillaje militar que dejó un libertador quien, a pesar de su carisma, indudable genio e inteligencia, no fue capaz de comprender que el Perú no necesitaba un modelo como él ni como Napoleón ni el César, sino como el de Washington o Jefferson. Por eso Bolívar al morir, no dejó ni herederos ni herencia (murió pobre y abandonado y enterrado con una camisa prestada), sólo burdos imitadores y caos que hasta ahora en pleno siglo XXI siguen amenazando con sus personalidades torcidas e ideas por demás obsoletas.
Nuestro libertador se convirtió en el peor enemigo que ha tenido el Perú en su historia. La ambición de Bolívar por desplazar a San Martín como el libertador del Perú surgió a medida que fueron aumentando sus triunfos en Venezuela y Colombia, aunque realmente fue consecuencia de un proceso que estuvo latente en su mente desde hacía mucho tiempo atrás. Sus primeros estudios como se ha mencionado, sobre la historia de los pueblos, inculcaron en él una mezcla de admiración y envidia por la riqueza del Perú, unido a un justificado desprecio a la acomodaticia sociedad limeña, que a veces hacía extensivo inmerecidamente a la población en general. Todos estos sentimientos desembocaron en un temor a que el Perú, luego de su independencia, pudiese alcanzar en América del Sur la hegemonía que ya había ejercido en la colonia.
Por otro lado, ahora que sus seguidores hablan de ir en contra del imperialismo; Bolívar, mucho antes que sus triunfos en Venezuela y Colombia escribió cartas desde Jamaica (1815) en las que refleja su ambición de poder y apela a cualquier recurso incluyendo someterse y negociar con el imperio del momento, ofreciendo descaradamente territorios y pueblos ajenos, así en carta que dirige a Maxwell Hyslop, importante hombre de negocios inglés, le pide ayuda material y económica a cambio de regalarle países que no le pertenecen (Panamá y Nicaragua):
“(…) Ventajas tan excesivas pueden ser obtenidas por los más débiles medios: veinte o treinta mil fusiles; un millón de libras esterlinas; quince o veinte buques de guerra, municiones, algunos agentes y los voluntarios militares que quieran seguir las banderas americanas (…) Con estos socorros pone a cubierto el resto de América del Sur y al mismo tiempo se puede entregar al gobierno británico las provincias de Panamá y Nicaragua, para que forme de estos países el centro del comercio del universo por medio de la apertura, que rompiendo los diques de uno y otro mar, acerque distancias mas remotas y hagan permanente el imperio de Inglaterra sobre el comercio”.
En otra carta, que después es conocida como la Carta de Jamaica, hace un análisis de los países de América del Sur y las probabilidades que tienen para resolver los problemas políticos, económicos y sociales. Sobre el Perú dice entre otras cosas lo siguiente:
(…) El virreynato del Perú, cuya población asciende a millón y medio de habitantes, es sin duda el más sumiso y al que más sacrificios se le han arrancado para la causa del rey, (…) Chile puede ser libre. El Perú por el contrario, encierra dos elementos enemigos de todo género justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo. El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la libertad; se enfurece en los tumultos o se humilla en las cadenas. (…) Supongo que en Lima no tolerarán los ricos la democracia.
Cuando Bolívar menciona los esclavos y siervos, aludía principalmente a los indígenas, por los cuales no guardaba ninguna estimación (en otra de sus cartas decía: 'los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio moral que los guie'). Bolívar no cambió de opinión sobre los indígenas durante la preparación de la guerra por la independencia, a pesar de la ayuda que recibió de los guerrilleros indígenas y de los batallones peruanos, formados principalmente por indios.
Con ese criterio de por medio, dispuso de la vida de indígenas sin mayor reparo ni consideración. Fue así como se originó el triste, despiadado y poco divulgado asunto de los miles de peruanos que reemplazaban las bajas colombianas y que luego de la Independencia fueron enviados con engaños a la Gran Colombia donde murieron presa de las fiebres tropicales y el maltrato. Fueron aproximadamente 6,000 peruanos y las condiciones en que vivieron los indígenas peruanos expatriados eran lamentables.
Vidaurre, (aquel intelectual que fue tan sumiso y leal a Bolívar y que posteriormente dio un giro de 180 grados convirtiéndose en uno de sus más críticos y opositores) cuando estuvo de tránsito en Panamá le escribió al Presidente La Mar: 'He visitado los cuerpos de tropas devueltos a Colombia. En los primeros, para cada cien soldados peruanos había un colombiano. En los segundos, conducidos por el general Antonio Valero, no hay un solo hombre que no sea de mi país, si se exceptúa la oficialidad. ¿Pero qué clase de hombres? Tomados de improviso en medio de las calles y plazas, sin respetar su edad, oficio ni pertenencia. Aquí presencié el llanto de un pintor que dejaba a su mujer y cinco hijos; aquí conocí esclavos de muy buenos y fieles patriotas; aquí acompañé el llanto de serranos infelices que iban a morir con la diferencia del clima'.
También fueron llevados 'reemplazos peruanos' a Bolivia, pero en ese caso la cercanía y las circunstancias harían más llevadera la ignominia, y más fácil la deserción para regresar al Perú.
La suerte final que corrieron esos miles de peruanos enviados por el libertador realmente nadie la sabe; las guerras civiles en el Perú y en Venezuela y Colombia agravaron su situación. Pasaron más de 25 años cuando en un período de cierta estabilidad política se encontró a un pequeño grupo de sobrevivientes peruanos en Colombia y otro en Venezuela. Ellos fueron repatriados en 1852 y 1857. Los jóvenes que salieron de 25 años tendrían 50. Serían ancianos, si consideramos el promedio de expectativa de vida de ese tiempo. Ningún historiador le ha reprochado esta canallada a Bolívar. Y no hablemos de las propiedades de los indígenas que les fueron arrebatadas y fueron vendidas para proveerse de fondos y por último el retorno a la esclavitud que había sido abolida por San Martín.
(*) El texto íntegro se puede leer en el libro de Herbert Morote: “BOLIVAR. LIBERTADOR Y ENEMIGO N° 1 DEL PERÚ”
http://www.losandes.com.pe/Sociedad/20131229/77460.html
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