viernes, 12 de enero de 2024

Ojitos hechiceros - música chicha


Chicha, género musical peruano.  Tema compuesto por Néstor valencia y popularizado por el grupo Nèctar en varios países de la región. 





Interpretación: Grupo Néctar
Compositor: Mariano Valencia Garay



Dumm dumm dum!!!
Esos tus ojitos lindos, hechiceros
mira que parecen dos luceros..(bis)

Dumm dumm dum!!!
Esos tus ojitos lindos, hechiceros
mira que parecen dos luceros..(bis)


Cuando me miran siento de verdad,
tus ojos hechiceros, la  felicidad, 
la luz de tus ojos, lagrimas que dan,
lindas rosas que floreceran...(bis)

Dumm dumm dum!!!
Esos tus ojitos lindos, hechiceros
mira que parecen dos luceros..(bis)


Cuando me miran siento de verdad,
tus ojos hechiceros, la  felicidad, 
la luz de tus ojos, lagrimas que dan,
lindas rosas que floreceran...(bis)


domingo, 16 de octubre de 2022

Cajón del Perú

"Cajón"

Instrumento de contacto directo 'de la mano humana con la madera', o sea, de interpretación sustancialmente orgánica. El ser humano dialoga y solicita sin intermediarios una respuesta sobre su superficie y, el árbol hecho "cajón", responde con su cuerpo, con su voz, a ese llamado.

Por sus características y hasta donde sabemos, es de los pocos instrumentos en el mundo donde el músico se sienta para interpretarlo, lo que genera una complicidad aún mayor.

Tradicionalmente, en el Perú, nunca se requirieron de otros accesorios para motivar sus bellos sonidos como la colocación de cuerdas en su interior u otros elementos, pues siempre bastaron las manos, los ágiles dedos del "cajonero" o "cajoneador" para lograr sus "agudos", "bajos" o "repiques". Nos atrevemos a decir por eso - con serena convicción - que: "cajón que lleva cuerdas, no es cajón peruano" o "cajón peruano, no lleva cuerdas".

Pero hay algo que el cajón sabe desde siempre: Cuando acompaña "danzas" puede ser protagonista, porque es él quien canta en ese momento para los danzantes. Y sabe también que puede "alzar la voz" sólo cuando lo invitan. Pero además, que cuando entra la voz de un o una cantante, de unas guitarras o algún otro instrumento acústico, él pasa a ser "acompañante" y cómplice al mismo tiempo… él entiende que su misión es contribuir al disfrute del lenguaje de la música porque forma parte de un colectivo y, por tanto, jamás debe impedir que se entienda lo que otra persona trata de decir o comunicar; el cajón acompaña (y escucha al mismo tiempo) con prudencia, cual latido del corazón, dando vida a la música.
Hace tiempo escuché decir dos cosas personalmente:
- "Sobrino, extráele sonidos para que dialogue… no lo castigues, no lo hagas gritar", dijo una vez Manuel Acosta.
- "Sobrino, ¿por qué no te vas al fondo?, tal vez se te escuche mejor", le dijo a otro, don Carlos Hayre.
Ambos, con serenidad constructiva.
Procura que nunca te digan lo mismo.
https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=pfbid031PdvVLRKHNanZZrrV9rggrdJAPAuACZ9sRb4RmiTSafgbzSTJW7wJwyX2Ckb6eRvl&id=102350891246668


chakana



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"Anticucho" : Peruanismo culinario

 

El anticucho es una teofagia

Emilio Harth Terré





Es decir, una ingestión de las carnes de la víctima propiciatoria para participar de la gracia de la divinidad; y que hoy cumplimos el ritual al saborear uno de estos deliciosos asados a la parrilla sobre brasas de carbón de palo.  Sí, la tradición de un cruento sacrificio al todopoderoso dios delos Antis (cordillera delos andes) en los pretéritos tiempos del incanato, se ha transformado en un acto culinario criollo en el que se juntan con la tradición primitiva del picante ají ("uchu", Bot.: capsicum) las salsas y aderezos con especies y una técnica gastronómica occidental, verdadera arte cisoria que exige la gula del epulón sibarita.

Pero ¿es así tan simple la cosa?  La ceremonia del "cuchuy" (que en lengua vernácula es cortar, cercenar [...]) era el asado del corazón en fragmentos en homenaje propiciatorio a los muertos ("ayacuchuy").  Esta ceremonia ritual, periódica, era cumplida por los sacerdotes del Imperio y con la congregación del pueblo.  

Nuestros gustos culinarios han conservado la costumbre transformada, y hoy es una vianda en cuya ingugitación ignoramos el fondo simbólico de este primitivo rito en el que se ofrecía el corazón de la alpaca y de la vicuña, animales que brindaban su lana, ayudaban al transporte, proporcionaban carne, y cuya víscera cordial servía en el sacrificio propiciatorio.

Curiosamente es aquí en Lima -o en algunas ciudades de nuestro litoral- en donde el anticucho es plato popular consumido en forma que s eha hecho tradicional y costumbrista, el cual no falta en el jolgorio familiar o en la "jarana".  Y está en la fonda de Cantagallo hasta en el salón de alto copete.  De Luis Aurelio Loayza son estos versos:

Es en Cantagallo
del cajón y la vihuela...
y de anticuchos picantes
y de choclos de pura yema...

Porque "no vale el anticucho sin el choclo sancochado", escribe el cronista de ayer.

Y aquí Juan de Arona comenta acerca de  este "picante" (Para nosotros los criollos, "picante" es  un guiso con ucho ají, y "picantería" un sitio en donde se guisan sólo picantes): "son trocitos de corazón asados a la parrilla, y en las barbas del transeúnte se ensartan en palitos (de caña brava) y se expenden en las esquinas y plazuelas de los barrios apartados".

Aquí conviene traer a colación lo que Pablo Patrón ha dejado escrito en sus "Comidas en Lima antigua" acerca de estos ambulantes vendedores de viandas criollas que marcaban las horas del día con su regular frecuencia en la Plaza Mayor.  "A las tres, el turronero y el anticuchero (llegaban) con más puntualidad que la mariangola de la Catedral"

Y por fuerza tenemos que referiros al aderezo que se acriolla, pues en su salsa se conjugan el ají seco mirasol y el achiote, especies indígenas, con los ajos, cebollas y la pimienta que nos vinieron de Occidente.  La picantera embadurna con la salsa previamente, con un hisopo de ramitas secas, a los trozos de corazón ensartados en la astilla de caña que va a poner sobre su parrilla.  Y algoo más: quienes mejor preparan esta popular comida y la condicionan sabiamente, son las matronas morenas que saben cumplir el rito,  pagano otrora, y hoy agnóstico.  Ellas han sustituido al indígena, que lo han olvidado en su dieta.

"Anticucho" como tal, etimológicamente no ha ingresado  al vocabulario académico, aunque se ha elevado en categoría culnaria, pues lo vemos ofrecido en más de un "cóctel" en reuniones sociales y diplomáticas.  Es natural: Juan de Arona lo lamentaba, pues lo encontraba "acuñado con maestría".  Pero ha sido acogido por algunas enciclopedias.  En la Salvat se comete un error que no podemos soslayar: en vez de corazón de vaca, nos dice que son trozo de hígado, y fue traído a nosotros por los esclavos negros de la costa africana.  Podríamos debatir largo sobre esto último y establecer paralelos con los holocaustos de la Grecia y Roma clásicas, o hallar un símil entre el anticucho y el "rognon a la broche" de la culinaria francesa: riñoncitos ensartados en agujones de plaqué que queman los dedos... que no la astilla de caña indígena y  ya criolla a carta cabal.  pero no lo haremos por inútil.  Mi lector sabe más de lo que puedo decirle.  Sólo terminemos con esta letrilla exultoria: "bienvenida y alabada sea la teofagia anticuchera"

Agosto 1971
El Pueblo (Arequipa)




El famoso Duo Los Compadres de Cuba radicó en el Perú por casi 3 años, viajando por  todo el pais deleitando con su musica.

 "Los anticuchos"  es un tema que dedicaron al Peru.   Augusto del Callao ejecuta  maestralmente el tres cubano.


 Los anticuchos
(son)

Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos
Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos
Cuando llegamos a Lima
la capital del Perú
vimos con (...)
las aguas el río Rímac

Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos
Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos

Qué ricos son los anticuchos, 
peculiar plato peruano
Qué ricos son los anticuchos, 
popular plato peruano
y como somos como hermanos
¡por eso me gustan mucho!

Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos
Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos

Una chica me miró
con unos ojos traviesos
y me dijo me comiera "como si fuera anticucho"

Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos
Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos

Me invitaron a comer
los famosos anticuchos
y después que los comí 
¡me puse como un serrucho!

Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos
Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos

Yo quiero comer,  ¡anticuchos!
Qué ricos son, ¡anticuchos!
Yo quiero probar, ¡anticuchos!
Anticucho limeño, ¡anticucho!
Picantitos, ¡anticucho!

Oiga Rafaela, por favor, déme dos palos de anticuchos
pero legítimos, de corazón
y dos platos de picarones
pero deme un chorro (de miel) bien bueno ¿eh?, por favor

Oiga y a mí qué me va a dar
No, uno para mi y otro para tí chico
Ya, está bien

Anticuchos peruanos, ¡anticuchos!
¡Y para mí?
No, uno para mí y otro para tí, chico

Yo quiero comer, ¡anticuhos!
Qué ricos  son, ¡anticuchos!
Anticuchos peruanos, ¡anticuchos!
Qué ricos  son, ¡anticuchos!

¡anticuchos!
¡anticuchos!
¡anticuchos
¡anticuchos!

¡Qué ricos son!
¡y cómo pica!
Después, los picarones
Y después... ¡ vamos pa' la playa!
Qué ricos son, qué ricos son, los anticuchos
Yo quiero comerrrr....¡Anticuchos!






sábado, 1 de octubre de 2022

"Chupe" : Peruanismo culinario

El reino de los platos de cuchara

Alonso Ruiz Rosas




El chupe, en todas sus variantes, puede ser considerado entre las mayores glorias del muy amplio repertorio de la cocina peruana a lo largo de su historia.

Según el DRAE, la palabra viene del quechua  chupi  (sopa)  y  significa: "Guisado hecho de papas en caldo, al que se le añade carne o pescado, mariscos, huevos, ají, tomates y otros ingredientes". Aunque no figura con ese nombre en las crónicas de la conquista y los inicios de virreinato, Bernabé Cobo (1653) menciona como plato común del antiguo Perú "una suerte de olla o guisado, llamado locro, con mucho ají, chuño, papas y otras legumbres. El mismo guisado hacían de pescado seco que también lo usaban mucho". En su "Diccionario de cocina peruana tradicional", Sergio Zapata Acha logra seguirle el rastro desde fines del siglo XVII. "En el drama quechua El pobre más rico -anota- {…} se menciona al ‘chupe de paico’". Chupe, según define el Diccionario geográfico-histórico de las Indias Occidentales o América (1786-1789) de Antonio de Alcedo, es: "Manjar muy delicado y gustoso de las provincias del Perú; se hace de papas guisadas con manteca, pimiento, queso y huevos estrellados, y se tiene por uno de los platos de más regalo".

El chupe era parte de la identidad patriótica en los albores de la República y, como tal, figura en "La chicha" (1821), canción entonada en esos días, con letra de José de la Torre Ugarte, autor también de las estrofas del himno nacional. La letra dice: "Patriotas, el mate / de chicha llenad, / y alegres brindemos /por la libertad. / Cubra nuestras mesas / el chupe y quesillo, / el ají amarillo / y el rosado ají {…}". Zapata Acha menciona, además, a los marinos estadounidenses William L. Gibbon y Lardner A. Hendon, que hacia 1850 partieron de Lima rumbo al Amazonas. Gibbon anotó entre sus observaciones: "El chupe es el plato nacional peruano y puede ser preparado de cualquier cosa o de todo, mientras conserve su característica de sopa". Y Hendon añadía que, en la sierra, el chupe "es el último plato servido en una mesa de un caballero antes que el postre".


"Chupecato" - Víctor Martínez Málaga, 1935


En 1860, en su conocido estudio sobre la capital peruana, Manuel Atanasio Fuentes afirmaba: "Ocupa el primer rango en la lista de los guisos nacionales el puchero {…} que por la variedad y suculencia de sus principios constituyentes, constituye por sí mismo una comida entera {…}. Otro de los guisos es el chupe, que, si no ocupa la alta jerarquía de un puchero, es ciertamente más agradable. Compónese de papas cocidas en agua o en leche, a las cuales se agrega camarones, pescado frito, huevos, queso, manteca y sal; el chupe necesita cierto no se qué que solo sabe darle el cocinero de Lima".  Fuentes delimita los espacios del puchero o sancochado y el chupe, al que menciona solo en su versión con los celebrados camarones de río. Los otros chupes quedan fuera de su radar.

A propósito de camarones, Mateo Paz Soldán anota en su "Geografía del Perú" (1862): "Es tan sabroso el camarón seco de Camaná, que con seis de ellos se hace un exquisito chupe para diez personas". El geógrafo explica a su vez el significado de la palabra: "Chupe es un guiso de papas con queso, carne o camarones, manteca y demás condimentos. Se llama de viernes cuando es de otra cosa que no sea carne {…}. Es muy agradable cuando hay costumbre de comerlo".


Lucila Salas de Ballón -  Picantería "La Lucila", de Sachaca.  Arequipa, 2008


Para el diplomático y viajero neoyorquino George Squier (1877), la lista de platos nacionales la encabezaba en Lima el puchero, seguido del chupe, "plato favorito en el desayuno", que "tiene cierto parecido con el puchero, aunque es de composición más simple". Juan de Arona (Pedro Paz Soldán y Unanue), en su precursor "Diccionario de peruanismos" (1883), considera al chupe "el más popular de los guisados nacionales después del sancochado". Arona precisa: "Se hace simplemente de papas en caldo, en cuyo estado no pasa de chupe cimarrón, o con pescado para que constituya el de viernes, o con carne {…}, o finalmente con camarones, leche, queso, huevos, pescado, ají, tomate y algún otro ingrediente. Aderezado de la última manera compone el más completo, el más historiado, el más aristocrático, el más monumental de los chupes {…}". Una breve lección de la práctica chupística, por entonces corriente en ciudades y pueblos del Perú.

En Arequipa, el chupe tendrá numerosas versiones y multitud de adeptos. A la secuencia semanal preparada en las picanterías (lunes: Chaque, martes: Chairo, miércoles: Chochoca, jueves: Chuño, viernes: Chupe, sábado: Pebre o Rachi, domingo: Puchero o Chupe de camarones), se suman los que suele ofrecer el almuerzo casero. Es más, la palabra almuerzo llegó a ser sinónimo de chupe: se decía, por ejemplo, almuerzo alocrado por chupe alocrado o almuerzo de quinua por chupe de quinua. En "La mesa peruana" (Arequipa, Imprenta de Francisco Ibáñez, 1897), primer recetario de cocina hecho en el Perú, junto a unas treinta recetas de sopas, caldos y pucheros, figura una decena de chupes locales, como el trigo verde o la timpusca. En el "Nuevo manual de la cocina doméstica" (Lima, 1895), se consignan también recetas de chupes y, en adelante, todos los recetarios peruanos, en mayor o menor grado, incluirán fórmulas similares.



Chupe verde de paico

A fines del siglo XIX, el educador y filósofo positivista Jorge Polar hacía este análisis del chupe arequipeño, al que llama cocido: "Considerado bajo el punto de vista fisiológico, puede decirse que el cocido, que aquí es el alimento del pueblo, reúne todos los elementos para la formación de la sangre, de la que todas las partes del cuerpo extraen los principios que necesitan {…}. Lo único que no hay en este alimento es el fosfato de cal, tan indispensable para endurecer y fortalecer la parte huesosa del cuerpo; pero esta sal existe en el maíz, de manera que la falta de sal calcárea en él, está compensada por la abundancia de ella en la chicha {…}". Una sustanciosa reflexión sobre el almuerzo ideal: un buen plato de chupe con un bebe de chicha.



Chupe de pescado

A inicios del siglo xx, el tribuno Francisco Mostajo registra expresiones alusivas: "gano solo para el chupe", "hay que asegurar el chupe" y "un plato de chupe no se niega". El farmacéutico Juan Manuel Cuadros propone esta definición: "Preparado alimenticio muy sabroso, en el que intervienen carnes, papas, chuño, ají y variedad de verduras, tomando diversos nombres según la sazón y condimentos. Dícese chupe de viernes, de cuaresma, de arriero, de arroz, de urgencia, de cecina, de zapallo y también chupe falso, alocrado, etc". Cuadros menciona un elemento característico que omite Polar y lo hace inconfundible: el aderezo de ají (rojo, amarillo o mixto), que realza el gusto y le da color. Puede incluso decirse que cuando el chupe se apega más al cocido (sancochado o puchero), lleva un aderezo endógeno en la obligatoria salsa picante de acompañamiento (llatan, uchucuta, etc.).


Chupe de camarones (Arequipa)

Cuando la cocina peruana no gozaba aún del reconocimiento internacional que tiene ahora, el chupe figuró, sin embargo, en el popular recetario de Ángel Muro, "El practicón. Tratado completo de cocina" (Madrid, 1893), que llegó a sumar 34 ediciones. Muro recoge una receta de chupe con cordero, orégano, cebolla picada, pimentón, manteca y "unas patatas partidas en pedazos como pesetas". La receta, afirma, le fue proporcionada por su hermano, con la siguiente nota: "El chupe {…} es oriundo de la América del Sur, importado por los ayacuchos, cuyos descendientes lo tienen en gran estimación y lo conservan como plato casero de precepto. La rivalidad que existe entre el antiguo y el nuevo mundo, obliga a todo aquel que de cocina se ocupa, y que de culinaria entiende, a enseñar a la Europa comiente que mucho antes que Colón descubriera América, se comía el chupe en el Perú, y que naturalmente los Incas cultivaban sus componentes, cuando aún no pensaba Pizarro en visitar a aquellos caballeros".


Shambar ( de Trujillo)

En muchos lugares del Perú, especialmente en el ámbito rural, el chupe ha seguido manteniendo su condición del plato principal. "Es el primer alimento del día -dicen Efraín Rojas y Flor Quispe-. El chupi o sopa es la comida más importante del hombre del campo {…} Puede ser preparado de diferentes molidos como cebada, trigo, habas, arvejas o también combinando los molidos. Como miskipa (que le da sabor) se usa carne, leche, quesillo". En Lima hubo variedad de chupes, aunque, a la larga, solo perduraron el sancochado, el caldo de gallina, la versión local del chupe de camarones, la parihuela, la patasca con mote y un par más. El influjo cosmopolita hizo, desde mediados del siglo xix, que se difundiera en la capital nuevas sopas y cremas, y que el menestrón genovés y la sopa a la minuta se convirtieron luego en platos tradicionales, aprovechando la producción industrial de fideos.

Chairos, timpos y laguas (o lawas) permanecieron en las cocinas de Cuzco, Puno, Ayacucho y otras regiones andinas, donde la palabra chupecato solía designar a la sección de venta de chupes en los mercados.  En la antigua capital inca han sobrevivido especialidades caseras como la cazuela con papa rellena, el kirko de zapallo, el chupe de ollucos, el de truchas y otros, mientras que sus picanterías ofrecen chairos y rotundos platos como panza con caldo o malaya con caldo. En Trujillo, el shámbar prosigue como potaje de los lunes y hay una sopa teóloga de inspiración conventual; en diversos lugares continuarán sirviéndose el chupe de trigo y el chupe verde (famoso en sus versiones cajamarquina y huanuqueña), además de platos como el patachi y el huallpachupe de Huancayo, el papacashqui y el acacashqui de Ancash, la saralagua de Apurímac y muchos otros sustanciosos potajes, incluyendo los llamado chupines a base de pescado, característicos de muchas ciudades del litoral.  La Amazonía tampoco será ajena al desarrollo de los chupes, en particular en los "espesados", como el festivo inchicapi y otros apis, además de la arcaica zarapatera de tortuga, vedada por razones ecológicas.


Inchicapi (chupe amazónico de gallina y maní)

Aunque la palabra chupe solo haya podido rastrearse desde la segunda mitad del siglo XVII, ello no impide suponer que el potaje nacional hunde sus raíces en tiempos bastante más antiguos. El problema semántico no ha sido todavía desentrañado, pero resulta indudable que sus orígenes pueden ser buscados en la confluencia de dos suculentas tradiciones soperas: la andina y la hispana, de la que proceden las numerosas ramificaciones que lo caracterizan. Los chupes del Perú siguen, en cualquier caso, exhalando en las ollas sus apetecibles vapores.


Bibliografía básica

Isabel Álvarez. Reconociendo y revalorando las cocinas del Perú. Lima, USMP, 2013. 

Bernabé Cobo. Historia del Nuevo Mundo. Madrid, Ediciones Atlas, 1956. 

Mateo Paz Soldán. Geografía del Perú. París, Librería Didot, 1862, p. 477. 

Ángel Muro. El practicón. Madrid, Agualarga, 2004.

A. Ruiz Rosas. La gran cocina mestiza de Arequipa. Arequipa, Tambo de Papel, 2017. 

Sergio Zapata Acha. Diccionario de gastronomía peruana tradicional. Lima, USMP, 2009.


En la portada, foto Hermann Bouroncle, 2008 https://www.comida-peruana.com/recetas/sopas?pagina=3


Enlace  a la revista Quipu Virtual .  Boletín de Cultura Peruana (Lima : Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, N° 41, 12 de marzo 2021)
https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/1738076/Los%20chupes%20del%20Per%C3%BA.pdf


Enlace relacionado:

El patrimonio inmaterial tradicional de las sopas, chupes, lawas, espesados y aguaditos - Sandra Negro (pág. 475) https://perupatrimoniocultural.files.wordpress.com/2019/10/reflexiones-en-torno-al-patrimonio-cultural-del-peru-3.pdf


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viernes, 26 de agosto de 2022

¿Origen del cacao fino en la Amazonia cusqueña?

El cacao fino "chuncho" de La Convención, Cusco, es utilizado desde hace más de 100 años por la empresa arequipeña La Ibérica. Gracias a esto, la producción cacaotera de esta región se ha desarrollado, ya que La Ibérica tiene gran producción y exporta sus chocolates al extranjero. La gran variedad de semillas que tiene esta región cusqueña, es prueba solvente, según los científicos, de ser centro de origen del caco fino. Las teorías sobre el origen de productos como el cacao o el ají, siempre están en constante desarrollo, porque siempre surgen descubrimientos e investigaciones nuevas. En este video se plantea que la Amazonia del sur peruano sería centro de origen, que de ahí subió hacia el norte, en lo que hoy es frontera peruano-ecuatoriana (donde el arqueólogo peruano Quirino Olivera investiga el sito Montegrande y el arqueólogo ecuatoriano Francisco Valdez investiga el sitio Santa Ana-La Florida), y ya desde la costa se proyectó hacia Mesoamérica. ¿Un centro de origen entre otros? ¿principal centro de origen? ¿único centro de origen? Las investigaciones siguen su curso.

 


Superáboles de cacao Chuncho del Cusco





La espiral que nos une

"Una investigación de nueve años presenta el templo ceremonial de Montegrande, en Jaén, como parte del descubrimiento de una cultura que se desarrolló en la frontera del Perú y Ecuador, y que revela que en esta zona se halla el cacao más antiguo del mundo. La meta de los investigadores de ambos países es crear un eje turístico arqueológico binacional"